Córdoba
Es Córdoba, con todo lo que se ha hablado de ella y lo apreciada que es
en el mundo entero, una sorpresa aún mayor cuando se conoce su pasado.
Quizás no todos sepan que en el s. XI contaba con ser la mayor y más
culta capital de Europa; en ella convivieron en perfecta armonía judíos,
musulmanes y cristianos. Fue cuna de filósofos, científicos, artistas y
sabios, y en ella se forjaron pilares del saber que hoy ni sabemos de
dónde procedieron.
Los años y la reconquista pasaron, y aunque los cordobeses, en su mayoría, por aquel entonces no acogieron con agrado lo que consideraron el desmantelamiento de una gran cultura, supieron sin embargo conservar esa atmósfera de arte y cultura. Aún hoy se considera que el cordobés tiene alma de filósofo, siendo también Córdoba, en relación con su tamaño, cuna de un importante número de artistas, entre otros muchos, importantes nombres en los toros y el flamenco. Y no es sólo ello lo que lleva a gala esta ciudad, pues también se dice que de Córdoba proceden las mujeres más guapas de Andalucía. Una visita al museo de Julio Romero de Torres, puede dar una idea al respecto.
En Córdoba impresiona la Mezquita, como síntesis cultural y como uno de los más excepcionales monumentos del mundo. Embrujan sus bellos patios, profusamente decorados de flores, y nos hacen soñar sus atardeceres lánguidos y rosados en el silencio de sus pintorescas callejuelas. Una visita a Córdoba y su provincia depara muchas sorpresas, y merece tomarse el tiempo para vivirlas.
Los años y la reconquista pasaron, y aunque los cordobeses, en su mayoría, por aquel entonces no acogieron con agrado lo que consideraron el desmantelamiento de una gran cultura, supieron sin embargo conservar esa atmósfera de arte y cultura. Aún hoy se considera que el cordobés tiene alma de filósofo, siendo también Córdoba, en relación con su tamaño, cuna de un importante número de artistas, entre otros muchos, importantes nombres en los toros y el flamenco. Y no es sólo ello lo que lleva a gala esta ciudad, pues también se dice que de Córdoba proceden las mujeres más guapas de Andalucía. Una visita al museo de Julio Romero de Torres, puede dar una idea al respecto.
En Córdoba impresiona la Mezquita, como síntesis cultural y como uno de los más excepcionales monumentos del mundo. Embrujan sus bellos patios, profusamente decorados de flores, y nos hacen soñar sus atardeceres lánguidos y rosados en el silencio de sus pintorescas callejuelas. Una visita a Córdoba y su provincia depara muchas sorpresas, y merece tomarse el tiempo para vivirlas.
Tiempo: 20 °C, viento SO a 3 km/h, 62 % de humedad
Población: 328.773 (2012) Organización de las Naciones Unidas
Provincia: Provincia de Córdoba
Facultades y universidades: Universidad de Córdoba, Facultad de Medicina y Enfermería
La Mezquita de Cordoba: Mezquita y Catedral
Uno de los monumentos más importantes y emblemáticos de España
La que por su extensión (23.000 m2) es la tercera mezquita del mundo en tamaño es adicionalmente uno de los edificios más bellos y originales de España.
Este impresionante ejemplar del siglo VIII es por su extensión (23.000 m2) la tercera mezquita del mundo. Cuando observamos su fachada, cerrada por fuertes muros coronados de almenas
no nos podremos imaginar las maravillas que encontraremos en su interior, aquellas que hicieran al escritor inglés Gerald Brenan escribir: es el más bello y original edificio de España. No en vano ha sido declarada patrimonio de la humanidad.
La Mezquita, que es Catedral al mismo tiempo, representa un mosaico de culturas y estilos arquitectonicos diversos que fueron siendo agregados durante los nueve siglos que duró su construcción, ampliaciones o reformas. En su interior se pueden apreciar aportaciones hispano-romanas y visigodas, influencias sirias, persas y bizantinas, un estilo muy peculiar que inauguró el arte hispano-musulmán o estilo califal. Este estilo arquitectónico pervivirá a través de los reinos taifas, en el arte nazarita, y a través de los reinos cristianos en el estilo mudéjar (de los musulmanes que viven en territorio reconquistado sin cambiar su religión) y en el arte de los mozárabes (cristianos que convivieron con los moros en tiempos de la reconquista).
La construcción de la Mezquita fue iniciada por Abderramán I, en el año 785, sobre los restos de una iglesia visigoda, inspirandose en una mezquita omeya de Jerusalén. El resultado de esta primera etapa constructiva fue una armónica sala de 11 naves con 110 columnas de mármol y granito con capiteles romanos paleocristianos y bizantinos. Sobre ellos una doble serie de arcos de herradura y medio punto que constituyeron una novedad arquitectónica sin precedente. El juego de luces y sombras que ofrecen la piedra caliza y el ladrillo de sus arcos crea una singular atmósfera.
En el año 833 Abderramán II la amplía, añadiendo 8 arcadas. Las columnas que la sujetan son de mármol blanco procedentes del teatro romano de Mérida. Once capiteles son árabes, y el resto son romanos y postromanos.
En el año 961 Alhakem II aporta los mayores tesoros que hoy tiene la mezquita: el Mihrab, con su preciosista y exuberante decoración en mármol labrado y la cúpula octogonal central de arcos entrelazados de la Kliba, consideradas ambas obras maestras del arte universal.
La última y mayor ampliación se debe a Almanzor, que en el año 987, casi dobló su talla. De esta época son las columnas de mármol azul
con capiteles compuestos, y las de mármol pardo rojizo con capiteles corintios.
La Mezquita de Córdoba presenta adicionalmente dos singularidades que la diferencian de resto de las mezquitas del mundo: Su orientación, pues no mira a la Meca. En ello se ha querido ver la nostalgia que Abderramán I sentía por Damasco, expresada por él mismo en su poesía. Pues lo cierto es que la Mezquita de Córdoba se orienta a las mezquitas de Damasco y no a la Meca.
La otra singularidad es su ubicación descentralizada del Mihrab. Ello se debe a la ampliación que hizo Almanzor, que tuvo que hacerla por el lado oriental, ya que al Sur se topaba con el río Guadalquivir y al Oeste estaba el palacio del Califa.
Es por último de resaltar la belleza de los patios y puertas de la mezquita, por las novedades que supusieron en el arte de la época y por sus ricos artesonados, considerada en su totalidad como uno de los mas bellos ejemplares del arte musulmán español.
El mismo año de la reconquista de Córdoba, en 1236, la Mezquita fue consagrada como Catedral cristiana. Ya en el s. XII había sufrido algunas modificaciones, como la construcción de la Capilla Real para ser utilizada como panteón de varios reyes castellanos. Pero fue en 1523, cuando el cabildo eclesiástico, con el apoyo de Carlos V, ante la oposición del Consejo de la ciudad mandó edificar una gran nave en el interior de la mezquita.
Las obras tardaron 234 años, por lo que al inicial estilo gótico se le añadieron el estilo renacentista y el barroco De esta última época destacan en su interior la barroca Capilla del Cardenal que alberga el tesoro catedralicio, con la custodia de Enrique de Arfe, el crucifijo de marfil de Alonso Cano y notables esculturas y pinturas.
A este periodo constructivo, tras la reconquista, se debe que este templo concentre tal amalgama arquitectónica, albergando en un mismo edifcio la que fue una gran mezquita y a una catedral.
El Palacio Episcopal, en cuyo interior se han hallado restos del Alcázar Califal, antiguo palacio de los Gobernadores Visigodos, reconstruido durante la dominación omeya y unido a la Mezquita por un pasadizo. Fue abandonado por el traslado de la Corte a Medina-Azahara y posteriormente, tras la caida de ésta, volvió a ser residencia de los reyes de Taifas.
La Puerta del Puente fue parte de la muralla árabe reconstruida posteriormente en estilo renacentista.
El Puente Romano, con sus 16 arcos sobre el Guadalquivir, en tiempos romanos estaba integrado en la Via Augusta. En su extremo sur podemos apreciar la Torre de Calahorra, fortaleza árabe de dos torres unidas por un arco y ampliadas en el s. XIV a tres torres con almenas unidas entre sí. Este conjunto representa las grandes religiones del mundo y nos recuerda que una vez en Córdoba musulmanes, judios y cristianos vivieron en paz y armonía.
En el río destacan los restos de los molinos árabes, como el de la Albolafia, cuya inmensa rueda transportaba el agua hasta los jardines al Alcázar. Enfrente se encuentra el Monumento a San Rafael, patrón de la ciudad, obra
barroca de 1781.
El recorrido por el alcázar termina en las murallas que delimitan el jardín al Oeste y la Puerta de Sevilla, con el monumento al poeta Ibn Hazm,
Asimismo en su parte occidental, combinando estanques y jardines, se rinde homenaje a otros dos ilustres cordobeses: Séneca, el escritor y filósofo romano (año 4 a.C- año 65 d.C), cuya estatua está situada en una encantadora plaza, junto a la Puerta de Almodovar y la estatua de Averroes en la calle de la Muralla.
En la Calle de los Judíos se encuentra la Sinagoga, construida en 1315. Es una de las pocas que en España han conservado su estructura original, con la galería de las mujeres, el Arón, donde se guardaban los rollos sagrados de la Ley y su profusa decoración mudéjar. Las casas colindantes se supone que fueron edificios anejos de la misma, como la Escuela Talmúdica.
Muy cerca de la Sinagoga está el Museo Municipal Taurino, que expone trofeos, trajes y carteles de eminentes toreros cordobeses como Lagartijo, Machaco, Guerrita, Manolete y El Cordobés.
A continuación se encuentra el Zoco, donde se reúnen las tiendas de artesanía y, en verano, un tablao flamenco. Desde aquí se llega a la Capilla de San Bartolomé, gótico-mudéjar, con su bella y extraña combinación de elementos decorativos, la Casa del Indiano, mudéjar e isabelina y los minaretes que conservan la Iglesia de San Juan y el Convento de Santa Clara, ambas del s. XI. Terminando el recorrido en los Baños Árabes de la calle de Comedias.
El Museo de Bellas Artes, en el antiguo Hospital de la Caridad de los Reyes Católicos, reúne una importante colección de pinturas y esculturas, destacando entre ellas las obras de Zurbarán, Murillo, Goya, Sorolla y Mateo Inurria.
El Museo de Julio Romero de Torres, el insigne pintor cordobés que reflejó en sus lienzos la singular belleza de la mujer cordobesa, es visita obligada.
El Palacio de Viana, es un valioso museo de mobiliario, tapices, cientos de piezas de porcelana fina, azulejería y pintura. Alberga en su selecta biblioteca cinegética más de 7.000 volúmenes. El edificio acapara en su interior 14 extraordinarios patios y jardines ocultos de gran belleza. En su visita le explicarán la anécdota de la marquesa de Viana, que dio a luz en una de sus escaleras.
La Mezquita de Cordoba: Mezquita y Catedral
Uno de los monumentos más importantes y emblemáticos de España

Este impresionante ejemplar del siglo VIII es por su extensión (23.000 m2) la tercera mezquita del mundo. Cuando observamos su fachada, cerrada por fuertes muros coronados de almenas

La Mezquita, que es Catedral al mismo tiempo, representa un mosaico de culturas y estilos arquitectonicos diversos que fueron siendo agregados durante los nueve siglos que duró su construcción, ampliaciones o reformas. En su interior se pueden apreciar aportaciones hispano-romanas y visigodas, influencias sirias, persas y bizantinas, un estilo muy peculiar que inauguró el arte hispano-musulmán o estilo califal. Este estilo arquitectónico pervivirá a través de los reinos taifas, en el arte nazarita, y a través de los reinos cristianos en el estilo mudéjar (de los musulmanes que viven en territorio reconquistado sin cambiar su religión) y en el arte de los mozárabes (cristianos que convivieron con los moros en tiempos de la reconquista).
La construcción de la Mezquita fue iniciada por Abderramán I, en el año 785, sobre los restos de una iglesia visigoda, inspirandose en una mezquita omeya de Jerusalén. El resultado de esta primera etapa constructiva fue una armónica sala de 11 naves con 110 columnas de mármol y granito con capiteles romanos paleocristianos y bizantinos. Sobre ellos una doble serie de arcos de herradura y medio punto que constituyeron una novedad arquitectónica sin precedente. El juego de luces y sombras que ofrecen la piedra caliza y el ladrillo de sus arcos crea una singular atmósfera.
En el año 833 Abderramán II la amplía, añadiendo 8 arcadas. Las columnas que la sujetan son de mármol blanco procedentes del teatro romano de Mérida. Once capiteles son árabes, y el resto son romanos y postromanos.
En el año 961 Alhakem II aporta los mayores tesoros que hoy tiene la mezquita: el Mihrab, con su preciosista y exuberante decoración en mármol labrado y la cúpula octogonal central de arcos entrelazados de la Kliba, consideradas ambas obras maestras del arte universal.
La última y mayor ampliación se debe a Almanzor, que en el año 987, casi dobló su talla. De esta época son las columnas de mármol azul

La Mezquita de Córdoba presenta adicionalmente dos singularidades que la diferencian de resto de las mezquitas del mundo: Su orientación, pues no mira a la Meca. En ello se ha querido ver la nostalgia que Abderramán I sentía por Damasco, expresada por él mismo en su poesía. Pues lo cierto es que la Mezquita de Córdoba se orienta a las mezquitas de Damasco y no a la Meca.
La otra singularidad es su ubicación descentralizada del Mihrab. Ello se debe a la ampliación que hizo Almanzor, que tuvo que hacerla por el lado oriental, ya que al Sur se topaba con el río Guadalquivir y al Oeste estaba el palacio del Califa.
Es por último de resaltar la belleza de los patios y puertas de la mezquita, por las novedades que supusieron en el arte de la época y por sus ricos artesonados, considerada en su totalidad como uno de los mas bellos ejemplares del arte musulmán español.
El mismo año de la reconquista de Córdoba, en 1236, la Mezquita fue consagrada como Catedral cristiana. Ya en el s. XII había sufrido algunas modificaciones, como la construcción de la Capilla Real para ser utilizada como panteón de varios reyes castellanos. Pero fue en 1523, cuando el cabildo eclesiástico, con el apoyo de Carlos V, ante la oposición del Consejo de la ciudad mandó edificar una gran nave en el interior de la mezquita.
Las obras tardaron 234 años, por lo que al inicial estilo gótico se le añadieron el estilo renacentista y el barroco De esta última época destacan en su interior la barroca Capilla del Cardenal que alberga el tesoro catedralicio, con la custodia de Enrique de Arfe, el crucifijo de marfil de Alonso Cano y notables esculturas y pinturas.
A este periodo constructivo, tras la reconquista, se debe que este templo concentre tal amalgama arquitectónica, albergando en un mismo edifcio la que fue una gran mezquita y a una catedral.
La Calleja de las Flores, constituye una estampa de gran tipismo, donde se disfruta de una bella perspectiva de la torre de la Catedral, y, muy cerca la portada gótico-plateresca de la iglesia de San Jacinto, hoy palacio de Congresos y Exposiciones.
El Palacio Episcopal, en cuyo interior se han hallado restos del Alcázar Califal, antiguo palacio de los Gobernadores Visigodos, reconstruido durante la dominación omeya y unido a la Mezquita por un pasadizo. Fue abandonado por el traslado de la Corte a Medina-Azahara y posteriormente, tras la caida de ésta, volvió a ser residencia de los reyes de Taifas.
La Puerta del Puente fue parte de la muralla árabe reconstruida posteriormente en estilo renacentista.
El Puente Romano, con sus 16 arcos sobre el Guadalquivir, en tiempos romanos estaba integrado en la Via Augusta. En su extremo sur podemos apreciar la Torre de Calahorra, fortaleza árabe de dos torres unidas por un arco y ampliadas en el s. XIV a tres torres con almenas unidas entre sí. Este conjunto representa las grandes religiones del mundo y nos recuerda que una vez en Córdoba musulmanes, judios y cristianos vivieron en paz y armonía.
En el río destacan los restos de los molinos árabes, como el de la Albolafia, cuya inmensa rueda transportaba el agua hasta los jardines al Alcázar. Enfrente se encuentra el Monumento a San Rafael, patrón de la ciudad, obra
barroca de 1781.
El Alcázar de los Reyes Cristianos
A pesar de su aspecto musulmán este palacio fue iniciado en 1328 por Alfonso XI, y posteriormente fue ampliado con jardines, fuentes y albercas. En sus cuatro esquinas se levantan La Torre de Los Leones, la más antigua, por la que se accede al Alcázar, la Torre del Homenaje, de planta octogonal, la Torre del Río, cilíndrica, y la Torre de la Vela que desapareció en el s. XIX. En este alcázar se alojaron los Reyes Católicos hasta la conquista de Granada y permaneció preso el rey moro Boabdil. De especial interés son los bellos baños y jardines árabes, el patio morisco, los mosaicos romanos y un sarcófago de mármol del s. III.El recorrido por el alcázar termina en las murallas que delimitan el jardín al Oeste y la Puerta de Sevilla, con el monumento al poeta Ibn Hazm,
La Judería
La judería es un encantador barrio blanco lleno de flores que queda como testimonio del núcleo judío que existió ya en la época romana y visigoda y que llegó a ser un importante reducto intelectual en tiempos de Abderramán III, cuando se atrajeron a la corte filósofos, científicos y poetas. En esta época de esplendor nació Maimónides, en 1135, que, expulsado por los moros en su juventud, viajó por el mundo estudiando medicina y religión. Ocho siglos tomó a los cordobeses erigir un monumento a este hijo errante, haciendolo aquí, en su barrio, en 1965, en la pequeña plaza de Tiberias, donde en verano las mesas del restaurante de la plaza rodean a este sabio.Asimismo en su parte occidental, combinando estanques y jardines, se rinde homenaje a otros dos ilustres cordobeses: Séneca, el escritor y filósofo romano (año 4 a.C- año 65 d.C), cuya estatua está situada en una encantadora plaza, junto a la Puerta de Almodovar y la estatua de Averroes en la calle de la Muralla.
En la Calle de los Judíos se encuentra la Sinagoga, construida en 1315. Es una de las pocas que en España han conservado su estructura original, con la galería de las mujeres, el Arón, donde se guardaban los rollos sagrados de la Ley y su profusa decoración mudéjar. Las casas colindantes se supone que fueron edificios anejos de la misma, como la Escuela Talmúdica.
Muy cerca de la Sinagoga está el Museo Municipal Taurino, que expone trofeos, trajes y carteles de eminentes toreros cordobeses como Lagartijo, Machaco, Guerrita, Manolete y El Cordobés.
A continuación se encuentra el Zoco, donde se reúnen las tiendas de artesanía y, en verano, un tablao flamenco. Desde aquí se llega a la Capilla de San Bartolomé, gótico-mudéjar, con su bella y extraña combinación de elementos decorativos, la Casa del Indiano, mudéjar e isabelina y los minaretes que conservan la Iglesia de San Juan y el Convento de Santa Clara, ambas del s. XI. Terminando el recorrido en los Baños Árabes de la calle de Comedias.
Museos
El Museo arqueológico, instalado en un palacio renacentista, demuestra la riqueza histórica de Córdoba con sus restos prehistóricos, ibéricos (León de piedra de Nueva Carteya), romanos (cabeza de Druso), visigodos (tesoros de Donjimeno), hispano-musulmanes (ciervo de bronce de Medina-Azahara), mudéjares y renacentistas entre otros.El Museo de Bellas Artes, en el antiguo Hospital de la Caridad de los Reyes Católicos, reúne una importante colección de pinturas y esculturas, destacando entre ellas las obras de Zurbarán, Murillo, Goya, Sorolla y Mateo Inurria.
El Museo de Julio Romero de Torres, el insigne pintor cordobés que reflejó en sus lienzos la singular belleza de la mujer cordobesa, es visita obligada.
El Palacio de Viana, es un valioso museo de mobiliario, tapices, cientos de piezas de porcelana fina, azulejería y pintura. Alberga en su selecta biblioteca cinegética más de 7.000 volúmenes. El edificio acapara en su interior 14 extraordinarios patios y jardines ocultos de gran belleza. En su visita le explicarán la anécdota de la marquesa de Viana, que dio a luz en una de sus escaleras.
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