La Pampa

La Pampa es una de las veintitrés provincias que componen la República Argentina. Su capital y ciudad más poblada es Santa Rosa. Está ubicada al norte de la región patagónica, la cual ocupa la mitad sur del país, limitando al norte con San Luis y Córdoba, al este con Buenos Aires, al sur con el río Colorado que la separa de Rio Negro, y al noroeste con Mendoza. Los límites de las provincias de La Pampa, Río Negro, Mendoza y Neuquén, se encuentran en un punto, en la intersección del río Colorado con la traza errónea del meridiano por Oeste de Buenos Aires (68º 15' O).

Con 318 951 habitantes en 2010 es la tercera provincia menos poblada —por delante de Santa Cruz y Tierra del Fuego Antartida e islas del Atlántico Sur, la menos poblada— y con 2,2 hab/km², la segunda menos densamente poblada, por delante de Santa Cruz. Es una de las provincias más jóvenes de la república, ya que fue creada en 1951. Hasta ese año fue un territorio nacional (Territorio Nacional de La Pampa), cuya provincialización fue dispuesta por la ley n.º 14037 sancionada por el Congreso de la Nación y promulgada por el presidente Juan Domingo Perón, y constituida por la convención provincial elegida democráticamente a tal efecto.

Se ubica en el centro del país, conteniendo las últimas características de la pampa húmeda (hacia el noreste), con signos distintivos de la Patagonia hacia el oeste y sur, y entre ellos una gran franja con orientación noroeste-sudeste denominada «caldenal», zona que alberga bosques de caldén, un árbol que cuenta en esta provincia con su centro de dispersión mundial

El territorio de la actual provincia de La Pampa estaba habitado por pueblos originarios, conformados estos por los tehuelches septentrionales que en la antigua terminología eran los aborígenes de las llanuras más conocidos como pampas, hets y querandíes, y los de la cordillera de los Andes, los puelches.

A la llegada de los españoles en el siglo XVI, las distintas tribus tehuelches rioplatenses se encontraban en conflicto entre ellas pero comenzarían a aliarse en contra de los recién llegados.
En el período de 1536 a 1541, durante la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza, fue introducido el ganado vacuno y caballar en las llanuras rioplatenses debido a que algunos de sus hombres se les escaparían cinco yeguas, dos caballos y buen número de bovinos.

La aldea europea neofundada en un principio había sido abastecida de carne por los aborígenes pero terminaría asediada por miles de estos indígenas originarios, llegando hasta sitiarla por completo y teniendo que recurrir algunos de sus pobladores al canibalismo con cadáveres recientes para sobrevivir —actualmente solo tres soldados famélicos están documentados con estas acciones desesperadas— ya que racionaban los alimentos por quedarles poco ganado en pie, sobre todo de cerdos, y aunque ciertos aborígenes les dieran alguna ayuda, terminaron por abandonar este primer intento de colonización que sería incendiado.

Así fue que comenzó también la vida cimarrona de estos suinos que fueron liberados en estas tierras, además de los roedores invasores, al igual que los perros domésticos que rápidamente se transformaban en salvajes cazadores —o como los ganaderos hispanos los llamarían posteriormente: “lobos carniceros”— por lo cual, esta irrupción zoológica provocaría un gran impacto en la escasa fauna silvestre autóctona, siendo los guanacos y los venados los más afectados, que fueron desplazados hacia el oeste y el sur, sumado a que, si bien en un principio hiciera subir su número, los pumas pampeanos también serían recluidos a zonas occidentales por esas mismas jaurías caninas salvajes.

Los conquistadores españoles fundaron al este de la cordillera de los Andes a la ciudad de Mendoza, el 2 de marzo de 1561, por Pedro del Castillo, si bien el 28 de marzo de 1562 fuese trasladada por Juan Jufré. Años más tarde, el 6 de julio de 1573, se erigiría la ciudad de «Córdoba de la Nueva Andalucía» por Jerónimo Luis de Cabrera, se volvería a fundar la ciudad de Buenos Aires el 11 de junio de 1580 por Juan de Garay, y por último, el 25 de agosto de 1594 la de San Luis por Luis Jufré de Loayza y Meneses.

Estos acontecimiento empujarían a la población originaria de estas montañas cuyanas y de las sierras cordobesas hacia el sur, provocando una mayor concentración tehuelche con el consecuente incremento en la homogeneización relativa de las diferentes tribus por alianzas entre ellas.

Posteriormente, el empuje de tribus mapuches agruparía aún más a los tehuelches en las fronteras hispanas provocando mayor contacto interracial, con los consecuentes malones a las estancias fronterizas y a las rutas hispanas, siendo los caciques más renombrados, Bagual y Capaquén.

En el siglo XVII, esta interacción de los pobladores originarios con los de procedencia europea provocó fuertes epidemias, como por ejemplo la de viruela, que diezmó gran parte de las tribus aborígenes.

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